Chewkepvllv: Recuperación Territorial en el Aylla Rewe Budi es un mediometraje documental, dirigido por Gerardo Berrocal y producido por ADKIMVN, productora mapuche, junto con Berrocal y Juan Rain y con la producción asociada de la Comunidad Llaguepulli y Lafken Ñy Zugun. Los protagonistas del documental son los Mapuche-lafkenches del Aylla Rewe Budi, un grupo mapuche asentado en los territorios del alrededor del lago Budi, cerca de la costa de la región de La Araucanía, en Chile. A pesar de que prácticamente todo el film es en castellano, en algunos momentos puntuales -sobre todo al comienzo y al final- podemos escuchar el mapudungun, su idioma propio, una lengua hablada por cerca de 260.000 personas entre Chile y Argentina.
Quien los filma es el director Mapuche Gerardo Berrocal. Berrocal cuenta ya con unos cuantos documentales y trabajos audiovisuales que tratan la realidad del pueblo Mapuche, muchos de ellos con la defensa territorial y la conexión de estas luchas con la cultura y el conocimiento ancestral como cuestiones principales. Cada una de las piezas audiovisuales de Berrocal se puede leer como una mirada crítica y sin tapujos de un pueblo que se ha visto y se ve pisado por un Estado y por todo el conjunto de poderes fácticos que lo conforman. Pero en esta mirada también hay lugar para imágenes de celebraciones, bailes o competiciones deportivas; y que muestran que entre la lucha y la represión existe una cotidianidad Mapuche que se niega a desaparecer.
Sin tierra no hay vida
Con un montaje clásico, y sin arriesgarse en experimentaciones formales, Berrocal ofrece un recorrido por las diversas voces de la comunidad de Chewkepvllv. Los recuerdos, los hechos históricos, las preocupaciones o las visiones futuras de los entrevistados tejen una narración que se erige como una fuerte denuncia del robo de sus tierras por parte del Estado chileno y de la Iglesia católica. Una narrativa que a la vez permite ver como las comunidades originarias luchan por recuperarlas. Entre la denuncia y la reivindicación, hay una idea que recorre todo el documental y que deviene central: para ellos, la tierra lo es todo. Como apunta uno de los entrevistados: “Sin tierra, no hacemos nada, no somos nada. Porque es en la tierra donde hay vida, donde sale el alimento, podemos vivir libres. Partiendo del territorio, tenemos nuestra sabiduría, nuestra cultura, nuestra propia religiosidad, nuestra propia medicina…”. Así, la tierra se presenta como el escenario donde se cultiva la vida y a través de la cual se pueden desarrollar como Mapuche.
Las voces del documental nos transportan hacia el inicio de sus penurias: la llegada de los colonos a principios del siglo XX. Fue en estos años, sobre todo entre 1901 y 1902, que el presidente chileno decidió poblar estas zonas, principalmente con colonos españoles. A las familias recién llegadas se les daba una determinada cantidad de tierra (unas cincuenta hectáreas) y también maquinaria y dinero para talar los árboles necesarios. Con la implementación de sus sistemas agrícolas, la explotación del territorio y la tala de los árboles, desplazaron las poblaciones originarias. De este modo, no solo cambiaba el paisaje, sino también el significado de la tierra, la manera como los seres vivos nos relacionamos y los vínculos que se crean. El territorio pasó a organizarse y clasificarse por sectores, ignorando así las toponimias ancestrales, y se empezaron a plantar otros árboles -como pinos y eucaliptos- con fines completamente opuestas. Unas clasificaciones que aún hoy en día permanecen y que perdurarían en el tiempo si no fuera por el ansia de cambio de los Mapuche.
La tala desmesurada de árboles y la explotación de las tierras se incrementó todavía más durante los años de la dictadura de Pinochet. Durante aquel tiempo, las empresas forestales, privadas y alienadas con el poder político, compraban a precios bajísimos las tierras provenientes de la reforma agraria de Allende, que pocos años antes había servido para apoderar las comunidades mapuche. No solo esto, sino que las empresas recibían del Estado todo lo que les hiciera falta, desde las propias tierras a las plantas y los trabajadores. Políticas que sirvieron para que la industria forestal se fuera haciendo fuerte, deviniendo hoy en día una de las más poderosas del país.
Un punto de inflexión en los intentos del Estado chileno, junto con la Iglesia católica, de suprimir la memoria Mapuche fue la construcción de una parroquia cristiana -la Parroquia de Nuestra Señora de Pilar, en Puerto Domínguez- justo encima de un Eltvn -cementerio mapuche-. Puerto Domínguez no fue el único lugar donde se pisó la memoria y los ancestros de una manera tan clara y flagrante. Al documental se cita también el caso de la iglesia que se construyó en el terreno donde había vivido uno de los grandes Ionco -jefe de una comunidad mapuche-, Pascual Coña. Con acciones dolorosas como estas, los Mapuche han ido viendo como su espiritualidad se ve atropellada en nombre del desarrollo promovido por el Estado y la Iglesia.
Hoy en día, las familias mapuche que viven ahí tienen entre tres y cuatro hectáreas, insuficientes para poder vivir bien, dignamente, de la tierra. O como dicen ellos: vivir de verdad. Lo que hacen es sobrevivir con el poco terreno que tienen. Estos son solo algunos de los motivos que han llevado a muchas comunidades mapuche a reivindicar los territorios ancestrales, a volvérselos a hacer suyos a partir del hecho de vivir y trabajar en ellos. Desde hace siete años que reclaman lo que los corresponde, pero tienen muy claro a quien tienen enfrente: un Estado sin ética, sin moral y sin respeto que los ignora y los ningunea. No solo es el Estado su objetivo. Hacen también una demanda a la Iglesia para que reflexione, para que sea capaz de mirar atrás y darse cuenta de que la situación ya no puede continuar así. Unas demandas que tienen la vista puesta tanto en el futuro, con la voluntad de recuperar las tierras, como en el pasado, con la reivindicación de la memoria de los cuerpos profanados para que finalmente estén en paz y puedan descansar: “nosotros estamos vivos, queremos reivindicar la memoria de esos seres queridos”.
Se observa como en estos últimos años ha ido surgiendo un movimiento simultáneo en muchos territorios, ligado a todo un proceso de sensibilización, para decir “nosotros también existimos, tenemos necesidades y necesitamos un espacio por seguir siendo Mapuche”. A pesar de la creciente fuerza de estos colectivos y la voluntad de no rendirse, los resultados no son los que se querrían. En el caso de la comunidad que protagoniza el documental, después de intentar obtener resultados positivos a través de mesas de diálogo con la Iglesia y el Estado, vieron que necesitaban encontrar otra vía más efectiva. El resultado fue la recuperación de la tierra a partir de su cultivo. En el momento en que se realizó el documental ya llevaban siete años instalados en estas tierras y cultivando varios cereales para hacer suyas las tierras y, ante todo, para sobrevivir. Los espectadores somos testigos de este método reivindicativo y pacífico: en muchas escenas en que escuchamos las voces de los entrevistados podemos observar como toda la comunidad trabaja el campo sin descanso. Así, una tierra que había sido expoliada y explotada por los colonos, recupera su significado, sus propios nombres y los usos que los antepasados mapuche le habían dado.
Una de las razones que articulan la defensa del derecho a las tierras son los hijos. Son principalmente las mujeres entrevistadas las que destacan la necesidad de luchar por el territorio porque sus hijos y los que vendrán tengan un espacio donde crecer y devenir Mapuche. Un lugar donde puedan andar, correr, jugar… y dónde también se pueda sacar el alimento indispensable para criarlos. Una de las mujeres destaca con firmeza que lo que están haciendo lo seguirán haciendo hasta el final, que cuando ellos marchen, quedarán los hijos, la esperanza. La esperanza de que la lucha seguirá y se recuperará lo que es suyo.
No se puede dejar de mencionar la preocupación de los entrevistados por las reivindicaciones de otras comunidades mapuche que también resisten a las empresas forestales, a la colonización, a un Estado neoliberal inmoral o a una Iglesia que día tras día sigue dañando a los pueblos a través de las escuelas y el adoctrinamiento de sus niños. De aquí surge un mensaje contundente para los otros pueblos mapuche: “tengamos mucha fuerza para seguir adelante, para seguir demandando a las diversas instancias del Gobierno, el cual ha ignorado las manifestaciones culturales y sociales del Pueblo Mapuche”. Es el grito de un pueblo que exige sus derechos, el derecho a la vida, a seguir existiendo, a seguir promoviéndose como una cultura viva, como un pueblo que quiere la autonomía para dirigir su propio destino.
El Derecho a la Comunicación del Pueblo Mapuche
A pesar de que el protagonismo central lo tiene el territorio y su defensa, el film no se puede entender sin poner énfasis en otro gran objetivo: el Derecho a la Comunicación del Pueblo Mapuche. Y aquí quien tiene mucho que decir es la productora ADKIMVN. En su página web se describen como un equipo de trabajo y medio de comunicación audiovisual creado con el objetivo de realizar, apoyar y promover actividades de formación, investigación, producción y difusión relacionadas con el desarrollo del Derecho a la Comunicación del Pueblo Mapuche.
El trabajo del director Gerardo Berrocal se tiene que entender como una manifestación de la necesidad de participar en la comunicación de la comunidad Mapuche. La necesidad de comunicar desde dentro del propio territorio y en relación con las luchas por el territorio. La productora nace de la inquietud de hacer comunicación desde la propia comunidad, desde una visión propia y con un contenido que surja de su conocimiento ancestral. Como bien apunta Berrocal en una entrevista realizada por la revista Yepan, por mucho que exista una producción que hable sobre ellos, gran parte de esta ha sido hecha por gente que, a pesar de las buenas intenciones, no son Mapuche. Faltarían, pues, elementos de la visión propia. Que sean los Mapuche quienes hablen de sus respectivas realidades. Y, por otro lado, que no sean los realizadores quienes interpreten estas realidades.
Por otro lado, Berrocal comenta que la productora no se tiene que ver tanto como un equipo de trabajo, sino como un enfoque desde el cual se trabaje la comunicación hecha por las comunidades mapuche. El hecho de poner en el centro la comunidad y la cultura se ve reflejado en la diversidad de personas que participan en los proyectos de ADKIMVN: desde técnicos audiovisuales hasta dirigentes políticos o sabios del Pueblo.
No podemos confundir comunicación con comunicación audiovisual. En la entrevista, Berrocal dice que las comunidades mapuche tenían sus propios sistemas de comunicación, inherentes a los seres humanos y que abrazan muchos ámbitos de la vida. La productora, a través de la tecnología, emprenden la tarea de canalizar los conocimientos ancestrales mapuche. Sabemos, tal como nos dice el documentalista, que los Mapuche no han perdido sus sistemas de comunicación, pero lo que sí hace falta es incorporar las herramientas tecnológicas para que este conocimiento pueda fluir hacia otros canales, como Internet, la radio o la televisión. A la vez, destaca que hay un rescate de las propias formas de comunicación de su pueblo, empezando por el idioma y también de las formas organizativas, como el sistema de comunicación participativo, el cual recoge también el concepto de «comunicación con identidad».
Para que las comunidades puedan continuar haciendo uso de las tecnologías para expresar sus opiniones, mostrar su realidad o denunciar el Estado, es necesario que se sigan promoviendo los procesos de formación, en los cuales encontramos personas como Berrocal, y haciendo que las organizaciones y comunidades indígenas puedan integrar estas tecnologías en su día en día y en sus luchas. La comunicación, adaptada a las lógicas de cada comunidad -tal como se observa a Chewkepvllv y en otras películas de Berrocal, pero también otros directores indígenas y temáticas similares- se convierte en algo inseparable de los procesos y luchas políticas. Además, Berrocal apuesta por fortalecer los procesos comunicativos y lo hace pidiendo una mayor comunicación entre los propios comunicadores y remarcando la necesidad de observar y aprender de lo que han hecho otros pueblos originarios del continente.
Así pues, Chewkepvllv: Recuperación Territorial en el Aylla Rewe Budi se nos presenta como una denuncia de las particiones y robo del territorio mapuche -y de como las comunidades originarias van recuperándolas-, pero también como prueba de la importancia de dar voz a los pueblos que han sido silenciados por el poder estatal. En la lucha por la recuperación del territorio por parte de los habitantes del Aylla Rewe Budi y en la necesidad de crear sus propios contenidos audiovisuales, con creadores como Gerrardo Berrocal, se observa la voluntad imperante de unirse a otros pueblos y comunidades, de organizarse de mejor y de hacerse fuertes. Es así como el documental toma todavía más fuerza: haciendo inseparables las dos luchas. No se podría entender la necesidad de una comunicación propia sin la defensa del territorio ni tampoco la lucha para recuperar la Aylla Rewe Budi sin unos medios que permitan extenderla a otros rincones mapuche, a otras partes del mundo y, en definitiva, que permitan tejer una red de apoyo mutuo para hacer frente a un Estado sin escrúpulos y a una Iglesia que poco ha cambiado desde la colonización.
Fuentes consultadas:
ADKIMVN, 11 de octubre de 2013. Chewkepvllv – Recuperación territorial en el Aylla Rewe Budi – Documental (2013). [en línea]. [Consulta: 14 de diciembre de 2022]. Disponible en: https://adkimvn.wordpress.com/2013/10/11/chewkepvllv-recuperacion-territorial-en-el-aylla-rewe-budi-documental-2013/
PARRA, F., 9 de septiembre de 2018. El despojo de la dictadura: Cómo Pinochet garantizó el negocio redondo de las forestales con el territorio mapuche. El Desconcierto [en línea]. [Consulta: 12 de enero de 2023]. Disponible en: https://www.eldesconcierto.cl/nacional/2018/09/09/el-despojo-de-la-dictadura-como-pinochet-garantizo-el-negocio-redondo-de-las-forestales-con-el-territorio-mapuche.html
SIL INTERNATIONAL. Mapudungun. Ethnologue: Languages of the World. Ethnologue [en línea]. [Consulta: 20 de noviembre de 2022]. Disponible en: https://www.ethnologue.com/language/arn/24
YEPAN REVISTA, 2012. Entrevista a Gerardo Berrocal para Yepan, Revista Electrónica de Cine y Comunicación indígena. [en línea]. [Consulta: 11 de enero de 2023]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=kqMZggT9rNY